martes, 7 de junio de 2011
jueves, 30 de septiembre de 2010
Adelanto del trailer de la obra
Nuevamente, Leandro Cóccaro, a cargo de la cámara y el montaje, gracias!
viernes, 17 de septiembre de 2010
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Se dice de la Comuna...
Un músico en vivo que participa del juego de actuar, un par de canciones, apenas dos o tres, que cortan la acción a medida que la obra empieza a ponerse espesa, intensa. Un par de momentos psicodélicos y hardrock, unas proyecciones dignas del cine de los '60, algunos delirios contundentes y hasta una acto de danza. Aunque usted no lo crea todo eso entra en una obra de Brecht sobre un acontecimiento acaecido hace unos 140 años aprox.
(Ezequiel M, Blog el Cieguito sin bastón)
Roberto Aguirre y su equipo de actores mendocinos (A 16 Pies) le otorgan un ritmo, climas y modos muy distintos a la solemnidad y la prédica histórica. Ellos han apostado a un teatro que nos entretenga a todos. De allí que los elementos escénicos apelan a las coreografías, el baile, el canto y la música en vivo como una manera de ir combinando las técnicas brechtianas en un proyecto que se nutre de muchas otras vertientes poéticas. (Patricia Slukich Diario Los Andes Mendoza)
Es una obra de teatro en el buen sentido. Brecht propone relatar en cuadros qué fue lo que pasó con los comuneros de Francia en 1871. Y lo que hicieron es lo que todavía hoy se está necesitando: educación, salud y trabajo. Hay textos que parece que se dijeran hoy, eso es gracioso y muy terrible a la vez. La historia no ha cambiado. Los problemas siguen siendo absolutamente los mismos. (…) Tiene muchas canciones y una historia muy sensible Es como una gran comedia musical combativa. El criterio de Brecht era que las canciones debían ser populares de esa forma se plasma la modernidad de la mirada del grupo.
(Ramiro Ortiz, Diario Uno Mendoza)
martes, 1 de junio de 2010
viernes, 28 de mayo de 2010
Este es nuestro avance... hasta el 18 de junio!
Trailer filmado por Leandro Cóccaro, una vez más gracias!
martes, 11 de mayo de 2010
miércoles, 31 de marzo de 2010
La Obra
La obra Los días de la Comuna, gira alrededor del surgimiento, desarrollo y caída de la Comuna de París en 1871. Este hecho histórico, que se enmarcó dentro de las revueltas post Revolución Francesa, consistió en el levantamiento espontáneo de la población de París contra sus gobernantes y en el establecimiento de un gobierno legítimo y democrático, que intentó establecer leyes que aportaran mayor justicia social. Sin embargo, tuvo una breve vida, en tan sólo dos meses, el Ejército comandado por los gobernantes depuestos, atacó París; dejando un saldo de más de 30.000 muertos, entre los que podían contarse obreros, artesanos, profesionales y diversos trabajadores de la comuna parisina.
El montaje
El marco de la puesta en escena está dado por los actores que se disponen a contar lo que ocurrió en la Comuna de París, le vienen a prestar el cuerpo y la voz a esta historia. Es por esa razón que aparece en primer plano la pregunta acerca de los intereses y las necesidades que nos mueven a hacer esta obra; dado que por sus características (compromiso y opinión permanente en el decir) y su impronta social y política, es un texto que necesariamente obliga a cuestionarse acerca de las implicancias de esos hechos en la actualidad. ¿Qué hay de esa lucha hoy en día? ¿Por qué poner en escena esta obra? ¿Qué hay en mí de esos días? ¿Cuál es nuestra necesidad de hablar de derechos, de injusticias, de intentos de mejorar? A partir de ahí, empezamos a buscar nuestras respuestas.
Podemos decir que la idea rectora del montaje considera el cuerpo de los actores como elemento de soporte y eje del relato. Por ello la obra, está llevada adelante solamente por cuatro actrices y cuatro actores, que encarnan los variados personajes de la obra. Esto nos permite el desarrollo de una puesta en escena con una fuerte impronta lúdica, en la cual el juego corporal, la comicidad, los recursos teatralistas, y los elementos coreográficos juegan un papel fundamental. La misma idea se plasma en todos los elementos de la escena: un espacio despojado, en el que toman relevancia ciertos objetos característicos de la obra (un cañón, bolsas de harina, banderas rojas, cartelones con consignas, fusiles, una bañera, algunos bancos, atados de diarios); un vestuario unificado y genérico (trajes de hombre) sobre los que se agregan pequeños elementos de utilería o accesorio para caracterizar la amplia variedad de personajes.
Elementos de la puesta en escena
Lo coreográfico, es también, un elemento presente. Dado que la formación de todos los integrantes del elenco ha sido fuertemente corporal, podremos encararlo desde diferentes disciplinas y estilos, tomando elementos de la danza jazz, la danza contemporánea, el flamenco, las artes marciales, entre otras. La intención es investigar las posibilidades de un abordaje corporal de la textualidad brechtiana, que en esta obra presenta características particulares: gran densidad textual, uso del monólogo, lenguaje con numerosas referencias a la época, didascalias explicativas.
Ficha técnica
OBRA: Los días de la Comuna
AUTOR: Bertolt Brecht
DIRECCIÓN Y PUESTA EN ESCENA: Roberto Aguirre
ELENCO: A
ACTORES: Amanda Bond, Santiago Borremans, Leandro Cóccaro, Gisela Di Lauro, Diego Nogara, María del Valle Pereira, Maximiliano Tamborini, Laura Wich.
COMPOSICIÓN Y MUSICA EN VIVO: Miguel Scalone
DISEÑO LUMÍNICO Y ESCENOGRÁFICO: Martín Hoffmann
DISEÑO DE SONIDO: Ángel Olivencia
COREOGRAFÍAS: Maximiliano Tamborini
FOTOGRAFÍA: Federico Pérez Gelardi/Pablo Porta/Philippe Poustouly
TRAILER: Leandro Cóccaro
PRODUCCIÓN: A
CONTACTO: Roberto Aguirre Tel fax: 54 11 4730-1179; correo electrónico: trn@fibertel.com.ar
martes, 20 de octubre de 2009
Los días de la Comuna: El comienzo
martes, 29 de septiembre de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
Un poco de historia...
Para hacer frente al primer pago de las indemnizaciones de guerra, el gobierno francés necesitaba elevar los impuestos. El orden tenía que ser reestablecido, los comercios reabiertos, y la vida tenía que volver a la normalidad. Y por encima de todo, como Paris tenía que ser puesta bajo el control del gobierno nacional.
Defensa, fusilamiento y huida. La revuelta comienza
Al principio, Paris estaba dormida, pero pronto las masas despertaron y comenzaron a enfrentarse a los soldados. Los sucesos dieron un giro serio en Montmartre cuando las tropas se negaron a disparar a la muchedumbre y en vez de eso arrestaron a su propio comandante, Lecomte, quien fue más tarde fusilado. Pronto en toda la ciudad los oficiales se dieron cuenta de que ya no podían confiar en sus hombres. Por la tarde Thiers decidió abandonar la capital. Saltando a una diligencia que le estaba esperando dictó la orden de la evacuación del ejército a Versalles e instó a todos los ministros a seguirle. La retirada del ejército a Versalles fue caótica. Las tropas se insubordinaban y sólo los gendarmes podían mantener algo de orden. Tan apresurada fue la retirada que varios regimientos fueron olvidados en Paris. El gobierno había abandonado la ciudad.
La toma de la ciudad: ondea la bandera roja
Algunos de los comités estaban a favor de marchar sobre Versalles, sin embargo no fueron escuchados. La principal preocupación del Comité Central era la de legalizar su situación. Para ello, entraron en negociaciones con el único cuerpo constitucional que quedaba en la ciudad, la alcaldía, para solicitar la convocatoria de elecciones.
Los distritos de las clases populares eran los que más apoyaban a la comuna. La comuna se instaló formalmente en el ayuntamiento dos días después del glorioso levantamiento de primavera, el 28 de Marzo. Los batallones de la Guardia Nacional se reunieron en asamblea, se leyeron los nombres de los elegidos en las elecciones, y vestidos de rojo, subieron los escalones del Hotel de Ville bajo un cielo cubierto por un busto de la República. En lo alto ondeaba la Bandera Roja, como lo había hecho desde el 18 de marzo, y los cañones saludaron la proclamación de la Comuna de París.
El festival de los oprimidos. Política y clima reinante
De entre todas las cosas el aspecto más sorprendente de la Comuna era la naturaleza festiva de París; era el 'festival de los oprimidos'. La atmósfera de la capital no era la de una ciudad en guerra; la ciudad tenía todos los signos de estar simplemente de vacaciones. Pero pronto el buen ambiente se volvió austero. Los funerales de los guardias nacionales muertos en combate se convirtieron en grandes procesiones por toda la ciudad, solían estar encabezados por miembros de la comuna y cualquiera que se atreviera a levantar la cabeza era forzado a bajarla por los susurros de la muchedumbre. Fueron enormes ceremonias de masas la quema de una guillotina y la demolición de la Columna de Verdún (un símbolo del imperio). La excitación era tan intensa que la gente caminaba como en sueños. Incluso en el mismo día en el que las fuerzas de Versalles entraron en París, domingo 21 de mayo, había una enorme muchedumbre en los jardines de las Tullerías escuchando una serie de conciertos en ayuda de las viudas y huérfanos de la guerra.
El comienzo del fin: caen las barricadas una a una
Durante la noche y el lunes por la mañana las tropas del gobierno entraron en París. Se levantaron barricadas muy rápidamente en el centro de París. En la calle de Rivoli 50 masones construyeron en unas pocas horas una barricada de 6 metros y varios de profundidad. Bandadas de niños traían carretadas de tierra y las prostitutas de La Halle ayudaban a llenar los sacos. La mayoría eran de 2 metros de alto y estaban construidos con piedras de pavimento sacadas de las calles con parrillas de metal una base de madera en la base, un cañón o una ametralladora y un Bandera Roja ondeando en lo alto.
Las barricadas de la calle Gaubourg estaban hechas de colchones de un almacén cercano, traídas por mujeres. Otras eran simplemente obstrucciones de la calle con carretas cruzadas, ladrillos, bolsas de arena o cualquier cosa. Todo el que pasaba por ahí era obligado a echar una mano. En la Plaza Blanch un batallón de 120 mujeres levantó la legendaria barricada que defenderían vigorosamente el martes hasta ser masacradas después de su caída. Aquellos federales que se habían retirado del frente se iban a sus hogares diciendo que preferían morir en sus propios barrios.
Si la batalla había terminado, los fusilamientos no. La victoria de Versalles se convirtió rápidamente en un baño de sangre, cualquiera que había estado conectado con la Comuna de alguna forma, o que estaba en el lugar equivocado en el momento más inoportuno fue fusilado. Murieron más personas durante la última semana de mayo que durante todas las batallas de la guerra Franco-Prusiana, y que ninguna masacre anterior de la historia francesa.